El Despertar de la Consciencia

Cada circunstancia que se vive es para que la consciencia despierte en ti, como ser individual. Son necesarias, ninguna es «mejor» o «peor» que otra, tan sólo necesarias.

Una vez despierte, tendrás conocimiento del vínculo que une a todo ser vivo, a todo lo manifestado.

El comienzo, habitualmente puede ser algo «difícil». El término «difícil» siempre será pronunciado y dicho porque en el comienzo aún se siguen teniendo diferentes apegos y en el comienzo el individuo todavía se sigue identificando con la mente.

En algunos casos el Shock es muy fuerte. Hay diferentes circunstancias que se pueden vivir.

1º. Sentirse solo aunque estés rodeado de gente diferente. Esta circunstancia se da en casi todo ser humano, y es porque la consciencia avisa de que hay algo más.

Se produce un vacío que la mayoría de la gente cree que se puede rellenar con algo exterior, ya sea dinero, trabajo, diversiones, drogas, pareja, etc, pero ese vacío no desaparece.

Ese es un aviso de que el auténtico bienestar no depende de nada exterior, sino que está en ti mismo. En ti mismo, no como mente o cuerpo, sino en tu Yo más profundo. «No busques fuera y lejos, lo que está cerca y dentro».

Mensaje del libro 'Viaje a la Divinidad' de Nunc

2º. Hay quienes no encuentran sentido a nada. Nada de lo que ocurre tiene que ver con ellos. En ese momento el vacío que en un principio se siente es aún mayor, y la mente produce un gran dolor.

En ese periodo es delgada la línea entre escuchar a la consciencia y proseguir, o escuchar a la mente y seguir identificándose con ese gran vacío y dolor que reside en quienes aún se siguen identificando en alto grado con la mente.

Si estás en este período, no te preocupes, pues no se puede parar algo que uno lleva dentro y que quiere despertar, no se puede parar lo que se Es.

Se puede salir de esta fase de distintas maneras, pero sin duda cuantas más corazas y apegos te quites, con más intensidad percibirás tu auténtico estado.

El camino del Amor y la Comprensión (hay un artículo escrito en esta web) sin duda colaborará en la tarea. Quitarse los miedos, bajar el nivel de ira, vanidad, no alimentar los egos y diferentes apegos, secundarán a ello.

No intentes comprender, tan sólo siente.

3º. Percibir que nada es real. También puede ser algo «complicado» en un principio, y más cuando no hay casi información del por qué ocurre. Quienes sienten esta sensación, más que dolor como en lo anteriormente descrito, es descolocación, incluso susto o miedo en un principio, ya que escapa a cualquier explicación mental-racional, pero no hay nada de qué temer. Se está empezando a percibir más allá de lo físico, ahora se percibe más interiormente, y se comprende que esta realidad, lo físico, lo manifestado, no es real.

Sí, hay algo más que lo físico, todo tiene un principio y un final, pero hay algo más allá que no tiene principio ni final, que simplemente ES. Empiezas a entender que sin duda hay algo que desde la mente jamás entenderás.

4º. Tras haber percibido que nada es real, en cierta manera ya no te identificas tanto con la mente, y en algunos casos, con lo físico. Desaparece el miedo que la mente producía a la muerte física, no hay nada de qué temer, ya que nada existe. Todo está bien.

Comienza y prosigue el des-apego a la mente, al cuerpo y a esta realidad, sabiendo que es temporal. Al desaparecer paulatinamente esos apegos, al comprender que cada camino es individual y que cada individuo tiene que vivir ciertas experiencias, ya vives más desapegado a todos aquellos a los que antes te apegabas, como familia, amigos, sociedad, etc (incluso de lo que entendías como tú mismo).

Esto no significa que nada ni nadie te importe, les quieres, hay un vínculo que nos une, pero este vínculo es más intenso que aquellos vínculos con la sociedad, con los amigos o con la familia.

Ahora puedes vivir sin esos miedos que la mente producía y sin la incertidumbre y el sufrimiento que tu anterior apego e identificación con ella producía. El miedo a no ser aceptado, el miedo a no tener un futuro bien acondicionado, y demás. ¡Qué gran liberación vivir sin miedos!

El tiempo no existe, tan sólo el Aquí y el Ahora. Tu bienestar ya no lo depositas en futuros acontecimientos o en futuros proyectos.

5º. Es posible que hayas sentido hermosas sensaciones, como la unión con el mundo o con todo lo manifestado. Incluso puede ser que la mente te haga identificarte con el pensamiento de tener algunas respuestas. Es posible que necesites compartirlas, primero porque piensas que puedes y debes ayudar, y segundo porque te crees que sabes «mucho». Esa vanidad espiritual no te dejará avanzar hasta que la trasciendas. Tú, como mente, no sabes nada, ni siquiera lo que sientes, y no eres más importante que ningún otro.

En su momento, desde «Ti» sabrás, sentirás, que como cuerpo y mente estás limitado. No sabes nada ni lo sabrás, ya que la mente es un instrumento limitado, pero no eres tú.

Entenderás que nada de lo que creías, o has leído, escuchado, visto, percibido desde la limitación de la mente, nada es como parecía ser, y has de trascender todo pensamiento que tenías como cierto.

Esto también puede ser «difícil» en un principio, ya que comprender que como cuerpo y mente, lo que antes entendías como lo que eras tú, y aún una parte de ti se identifica con ello, no es nada, es efímero, es duro de aceptar en un principio. Pero por otra parte, tu verdadero Yo, lo que tú eres en realidad, es algo más que bello, es algo realmente importante y enigmático.

6º. Tras prescindir de la vanidad espiritual, al comprender más allá de la mente, y ya no juzgar nada ni a nadie, y vivir con aceptación, asiduamente te invadirán enigmáticas sensaciones, y constantemente estarás en conexión con tu verdadero yo, así que sentirás Paz sin opuesto, ya que esa sensación no es producida por la mente, sino por lo que Tú Eres.

Estás preparado para ser auténticamente humilde, que es algo imprescindible para llegar a ser lo que se Es.

Ya no intentas imponer tus ideas y sensaciones, las cuales superan al entendimiento mental. Incluso puede que haya desaparecido la inquietud de tener que compartir algo que te superaba, cuando aún te identificabas con la mente.

Comprendes que todo camino es importante para aquel que lo camina, y sabes que cada cosa tiene su momento. No tienes inquietud por compartir, tan sólo estás para aquellos que estén preparados y dispuestos a escucharte cuando vayas a hablar, y siempre para aquellos que necesitan o quieren ser escuchados.

Estás preparado para vivir con plena aceptación. Aceptación a todo tal y como es, aceptando también a la gente, y ya sin intentar imponer ni convencer a nadie de nada, porque comprendes y sabes que todo está bien, es perfecto, es como ES.

7º. Eres y estás. Todo está bien. No piensas, no juzgas, no catalogas nada, ni como negativo o positivo, ya no hay sufrimiento en ti.

Ya no necesitas que el mundo en sí cambie, porque tu bienestar, lo que tú eres, no se alimenta de nada más que de lo que Es, de nada exterior.

Ya no te calificas como nada, ni como una profesión, un nombre, una catalogación social, una religión, nada. Eres, sin más. Toda catalogación o identificarte con un grupo, te aleja de los demás, te aleja de «Ti». Todos somos lo mismo.

Vives con plena aceptación y sin sufrimiento, pero también sin deseo. Al no buscar ni necesitar nada para estar bien (sentir Paz), ya no buscas nada, aceptas todo. Así que es muy posible que algunos te critiquen. Pero no pasa nada, tú estás en Paz. Sobre la intensidad con que los demás lo perciban hay información en los artículos del apartado «Para aquellos que creen saber».

Eres algo grande y bello, y toda vida, todo ser, todo, aporta lo que así ha de ser. Nunca te menosprecies, ni tampoco te valores en demasía, creyéndote mejor que alguien. Y no te menosprecies, porque no estás solo, y eres importante. Tú eres Yo, y Yo soy tú. Todos somos lo mismo.

Eres querid@

Nota: Este artículo fue escrito cuando Nunc se retiró del mundo y comenzó a transmitir su experiencia. Es posible que algunas formas de expresión ahora no fuesen las mismas. Ve hacia lo que apunta, más allá de los conceptos. Te toca discernir.

Con la voz de Yolanda Adabuhi

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