En muchas ocasiones, se actúa, piensa y siente de una forma en concreto, sin duda desde la inconsciencia, y la mente entiende que estás actitudes, pensamientos o sensaciones son «normales», aunque conlleve sufrimiento.
Este es el estado que la mente prefiere y en el que se mantiene viva, así que lo califica como «normal» y así puede proseguir sin más, aunque con dolor, por supuesto.
Pero no es que sea «normal», sino que desde la inconsciencia se actúa, piensa y siente así, ya que no hay posibilidad de elegir.
En vez de considerarlo algo «normal», lo que conlleva seguir en el estado de sufrimiento e identificación con la mente, dando por hecho que así ha de ser y que de ese estado no se puede salir, que la vida es así, y todo eso que la mente piensa y la inconsciencia origina, sería más correcto definirlo como algo habitual.
Habitual sí, porque aún gobierna la inconsciencia o la identificación con la mente, pero no es «normal», ya que la inconsciencia no es nuestro auténtico estado, aunque este se vea tapado y oculto por la inconsciencia.
Así que no hay mayor contradicción que cuando se dice que algo es «normal», cuando justamente es creado por lo que no se es. Si todo fuera «normal», si todo fuera reflejo de lo que somos en esencia, el mundo físico no estaría como está. Aunque una vez eres consciente, comprendes que todo está bien, y desaparece el deseo de cambiar nada, ya que percibirás la vida como estás interiormente, TODO ES PERFECTO.
La desconfianza, la mentira, la ira, el rencor, la envidia, el odio, no es «normal», es lo que infunde la inconsciencia, lo que uno no es. Así que si percibes algo de ello, en ese momento no eres consciente, y si dejas que dirijan tu vida y decidan por ti, serás prisionero de la inconsciencia.
Todo lo que produzca sufrimiento es producido por la inconsciencia, lo que no se es, así que nada de lo que ocurre es «normal», ya que no se actúa desde lo que se es.