Los viajes astrales, como las vivencias y sensaciones, son para “entendimiento” individual. Cada uno vive lo que está preparado para vivir y así de forma intrínseca, vivir acorde a ello.
Ya “dormido”: Se ve a un chico recibiendo una paliza de unas cuantas personas. Todo se ve como una película, como espectador. Parece que el chico ha muerto; para sorpresa (aunque en ese instante no hubo, tan sólo observaba) tenía la misma cara que yo.
Una vez muerto el chico, nos vamos a otro plano, a otro lugar. Nos vemos junto a un hombre de pelo blanco, pero no un anciano, y se empieza a caminar junto a él.
Según caminábamos, a la izquierda se veían varias imágenes tridimensionales, como si fueran otros planos. En un momento determinado, el hombre se para y se mete en una de ellas. Me paro a observar.
Aquel hombre que se ha metido en ese “plano” es arañado y mordido por unas cuantas fieras. Yo simplemente observo.
Tras un instante, vuelve junto a mí y seguimos caminando. Aunque en parte era yo el que caminaba, había una parte de mí que observaba.
De forma intrínseca está en mí y vivo acorde a ello, que esta vida manifestada es irreal, que tan sólo es un segundo lo que se está aquí, por definirlo así, ya que el tiempo no existe, ya que ni siquiera estamos aquí.